El sabor dulce es el primer contacto y es el primer sabor con el que el ser conecta en este plano. El mismo no solo es el primer contacto con la materia sino que es el primer contacto con el amor, con el amor de mamá, el apego hacia otro ser, mi primer sensación, mi primer conexión conmigo mismo, dado que el niño cuando nace se ve en su madre, es su primer reflejo de sí.
Con el tiempo y con el desarrollo de ese vínculo es que vamos adquiriendo adjetivos que se añaden a este sabor, aquí comienza el viaje individual y la conexión con ese vínculo de amor será la que luego atañe los futuros procederes respecto al sabor dulce y la relación con él.
Si mis vínculos han sido sanos, he sabido reconocer el amor tanto fuera como el amor que me doy a mí mismo, seguramente la relación con este sabor sea también sana y disfrutable.
Si por el contrario mi relación con los vínculos de crianza han sido apegados, y los posteriores actos con el alimento han sido también en post de merecimiento o castigo, seguramente la relación y el comportamiento que tenga hoy con ese alimento evidencie mi vínculo con él y con mis espejos emocionales en mis primeros años de vida y de crianza.
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